Cocinar es un arte, la amistad un don y compaginar ambas cosas, un binomio que ronda la perfección.
Compartamos pues amistad e ingredientes entre fogones y risas, y combinémoslo con una chispa de antaño... el guiso nos resultará delicioso.
Las patatas rellenas... recuerdo que la primera vez que las probé, fue en un pueblo del oriente de Asturias. Un pueblo de interior ¡y que no logro acordarme del nombre! ¡Aggg! Éramos muchos, y todo el mundo hablaba de la fama de las patatas rellenas de ese restaurante. A mí me daba cierto recelo, ¡seguro que no las podría tomar! ¡Soy celíaca! Y había avisado... aunque seguro que no se acordaban o... siempre pasaba algo, y yo ya estaba acostumbrada a tomarme la típica ensalada.
¿Os imagináis un primer plato con un toque de canela? ¡Es fascinante! El olor que desprende este plato de arroz dejará perplejos a cuantos comensales estén sentados en la mesa. Nadie quedará indiferente, ¡os lo prometo! A mi familia nos gusta la cocina del mundo, disfrutamos con los sabores nuevos, con las explosiones de color y con las sensaciones diferentes que te provocan en el paladar la mezcla de especias exóticas. Mi hijo mayor, además, se entretiene en apartar las pasas... le gustan tanto, que las reserva todas para el final. ¿Os atrevéis a innovar?
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