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viernes, 24 de octubre de 2014

Solomillo de cerdo con salsa San Francisco

Las abuelas, ¡ay! ¡qué sería de nosotros sin esos recuerdos que nos llenan el presente de nostalgia!
 
Una de las mías era un poco especial, muy inquieta y pelín granuja. Cuando algo no le interesaba, directamente se hacía la sorda... aprendí rápido a hacer lo mismo, y en ocasiones no viene mal  esconderse tras un "perdona, es que no te he escuchado". Generalmente dan una segunda oportunidad al contertulio a pensarse mejor la frase, seguramente cargada con balas irónicas.
 

Y así es como conocí al proveedor de la materia prima de esta salsa, ¡haciéndome la sorda con el mundo! 

¡Cómo suena de raro! Pero no lo es tanto... un día os lo cuento, hoy no puedo. Aun me quedan por acostar tres criaturas muy Speziales, sin ninguna intención de ceder al consuelo de Morfeo.

 Eso sí, han cenado esta receta, y no han dejado ni una pizca de solomillo... 
Según la más tiquismiquis de todos, estaba de rechupete, y si lo dice ella... es que lo estaba de verdad. ¡Tiene buen gusto!

Lo ha dejado claro, quiere agradecerle en persona lo ricos que están sus higos... y mi madre también, y mi marido... y yo... en fin, que a cambio de cuatro kilos de higos secos SIN GLUTEN, se ha ganado el cariño de toda la familia. Los higos, y su personalidad... creo que es una de las mejores personas que he conocido nunca.

                        Ingredientes:

- 2 solomillos de cerdo pequeños.
- 1/2 ceboll.
- 1 vaso de vino blanco.
- 10 higos secos.
- 50 gramos de mantequilla.
- Un chorro de aceite de oliva.
- 1/4 de vaso de vinagre.
- Sal.


                           Preparación:

- Picamos la cebolla en cuadraditos pequeños.

- En un tazón grande, ponemos a macerar cinco higos secos, junto con el vino y el chorro de aceite.

- Troceamos los solomillos en rodajas gruesas.

- En una olla, introducimos la mantequilla, y cuando esté derretida, añadimos las rodajas de solomillo. A fuego fuerte y removiendo de vez en cuando, hasta que se dore. A continuación, añadimos la cebolla y bajamos la fuerza del fuego. Cocinamos despacito hasta  que ablande.

- Después, agregamos el vinagre y tapamos. Dejamos hacer a fuego lento durante 20 minutos.

- Trituramos los higos junto con el vino, y mezclamos con la carne. Cocinamos cinco minutos más, tapado, y a fuego muy muy lento.

- Cortamos en rodajas el resto de higos, los mezclamos con la salsa y dejamos reposar un rato antes de servir...

Nosotros, hoy, lo tomamos con arroz blanco pero admite muchos acompañamientos.

¡Rico, rico! Los higos proporcionan el toque perfecto para que la receta brille con luz propia.

Menu completo, sano y riquísimo.












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